lunes, 13 de agosto de 2012

Una Cuestión de Moral


Tengo que admitir que cuando leí por la red lo del robo en dos supermercados perpetrado por Sánchez Gordillo y varios miembros del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), tuve un ataque de deformación profesional (mi familia, como ya he dicho, gestiona una cadena de supermercados), y me dispuse a investigar exactamente qué grandes superficies habían afanado.

No les voy a negar que, en cierta forma, me alegré de que los establecimientos escogidos para efectuar dicho acto pertenecieran a dos de las compañías que amenazan la estabilidad económica de mi negocio (Mercadona lleva años forjando un imperio en Canarias, y Carrefour anda en gestiones de construir un centro comercial de 40.000 metros cuadrados en el sur de Tenerife, lo cual previsiblemente aniquilará cualquier iniciativa comercial existente en la zona). Pero me gustaría hacer una reflexión pausada sobre el asunto, intentando abarcar los diferentes aspectos antagónicos que lo componen.

Antes de continuar escribiendo, voy a aclararles una cosa, para no dar pie a que los fachas, rojinazis, nazis a secas, y demás fauna sociopolítica española, empiecen a esgrimir sus argumentos gilipollescos contra mi persona: Sólo voy a juzgar el hecho en sí, y sus consecuencias. No voy a entrar a valorar al personaje protagonista de la historia (puesto que no lo conozco), ni a su partido, ni al sindicato que lidera (y al que tampoco conozco por razones obvias  geográficas), porque no quiero que mi análisis se vea contaminado por cuestiones de ideología política (como sí ha sucedido, lamentablemente, con la cobertura que la prensa nacional ha dado a la noticia).

Sí les advierto que no seré capaz de mantener la objetividad en los problemas que atañen al negocio de mi familia, aunque prometo intentarlo.

El caso es que observo una entrevista que le realizan al Señor Sánchez Gordillo en un programa que responde al sutil nombre de "Al rojo Vivo". Los argumentos que esgrime para justificar el robo remiten a una sociedad andaluza desangrada por una tasa de Paro del 39 por ciento, a familias que no tienen qué comer, y sobre todo a un gobierno más preocupado por salvar a los bancos que a sus ciudadanos.

Es la primera vez que veo una entrevista a este hombre (conocía ciertas cosas sobre el Municipio de Marinaleda, pero no demasiadas), y no puedo evitar que me provoque cierta simpatía. Dice verdades como puños, aunque hoy en día hay muchos políticos que lo hacen. Es fácil hacerlo, todos sabemos lo que está mal, pero no tan fácil actuar en consecuencia. Este señor se ha desmarcado de ellos dejando atrás las palabras y cometiendo un acto. Sí, un robo, estamos de acuerdo, pero un acto al fin y al cabo.

Es totalmente cierto, por ejemplo, que Mercadona tira alimentos diariamente, de hecho todos los establecimientos alimentarios se ven obligados a hacerlo, debido a la absurda norma de la Comunidad Europea, que exige que todos los alimentos tengan fecha de caducidad (incluso aquellos que no necesitan tenerla, como el aceite, el vinagre, o incluso el agua). Es inmoral la cantidad de comida que se desperdicia, y ya hay algunas voces en el parlamento Europeo que quieren abolir la norma.

Aunque quizá lo más flagrante, continuando con Mercadona, es que adquiera la mayor parte de sus productos perecederos (la fruta y las verduras en especial), de extensas fincas situadas en Sudamérica. Este hecho, sumado a la política de su presidente Juan Roig de dar más cabida a sus productos de marca blanca, en detrimiento de los de las marcas de toda la vida, ha provocado que buena parte de los proveedores de las comunidades españolas en donde hay supermercados de esta compañía, no hayan tenido más remedio que, o bien cerrar su negocio, o bien ceñirse a las tiránicas condiciones impuestas por la empresa valenciana.

Un proveedor, para el que no lo sepa, es un intermediario. Un empresario, sí, pero no uno de esos que van con ahí conduciendo su Rolls Royce puro en mano. Un proveedor es un comerciante humilde que se dedica a distribuir un producto: Coca Cola, Pepsi, Albo, Pringles, el que sea. El proveedor se lleva un dinero por este servicio, lo que provoca que el producto se encarezca. Lo que hacen Mercadona, Carrefour y otras grandes superficies es saltarse al intermediario, pasar por encima al proveedor. Y esto lo hace mediante la contratación de fábricas que producen en serie exclusivamente para ellos. Es muy fácil, son fabricantes de poco fuelle económico, que prefieren ahorrarse el dinero en publicidad, y vender su producto con la etiqueta del propio Supermercado. La mencionada Marca Blanca. Los pocos proveedores que sí trabajan con ellos, lo hacen bajo unas condiciones brutales, que no les resultan todo lo rentables que les gustaría, pero aún así les genera unos ingresos a los que no pueden renunciar, ya que apenas le quedan sitios para escapar: La mayoría de empresas minoritarias han desaparecido, o bien absorbidas por el franquiciado de grandes cadenas (Eroski, Caprabo...), o bien agotadas por sus titánicos rivales.

Ésa es la razón por la que Mercadona, Carrefour y otras grandes superficies, venden a precios más asequibles que las minoritarias.

Claro, a ustedes les preocupará un carajo, mientras le salga más barato comprar la comida, pero en realidad les importa más de lo que creen. Mucha gente piensa que si abren uno de estos comercios en su barrio le están haciendo un favor (precios baratos para el cliente, y muchos puestos de trabajo para los ciudadanos), pero eso es porque somos una sociedad con tendencia a no detenerse en los matices.

El hecho, aunque no sé si el tal Sánchez Gordillo ha pensado en eso, es que tanto Carrefour como Mercadona son empresas que se han beneficiado de jugosos acuerdos (en construcción y en tasas de importación) con los diferentes gobiernos de cada lugar de España, y que gracias a esto han subido como la espuma. Por muchos empleos que generen, el dinero se va, o bien para Valencia, o bien para Francia, y por tanto es susceptible de desaparecer en cuanto dichas potencias lo estimen oportuno.

Me explico: Si hay una fábrica de Citroën en Vigo, acarreará un aspecto positivo: Habrá miles de puestos de trabajo. Pero vendrá acompañado de otro negativo: Cuando esa compañía decida que necesita cerrar la fábrica, todos esos empleos se irán al garete. Por tanto, si tu Comunidad Autónoma prefiere favorecer a multinacionales en lugar de a comerciantes locales, lo que generará (aparte de un patrimonio generoso para el político de turno) será una economía dependiente de esas multinacionales. Si éstas se vienen abajo, nuestra economía local también, puesto que no habrá referentes similares en cuanto a volumen, ya que estas multinacionales habrán fundido a todos los empresarios del lugar.

Gordillo, que a pesar de tener dificultades al pronunciar algunas palabras en castellano, demuestra expresarse con propiedad, y poseer bastantes conocimientos en materia económica (llegando a citar a autores expertos), decide robar en establecimientos multinacionales porque, de alguna manera, es consciente de lo mencionado anteriormente. Podría haber ido a Supermercados Dani, una potente cadena andaluza con más de una docena de establecimientos en la comunidad. Pero él sabe que ellos no son el enemigo.

En ese sentido, me parece una jugada coherente, puesto que ha puesto sobre el tapete un problema que acucia a todo el país, sin perjudicar, a priori (y ya explicaré más adelante por qué sólo "a priori"), a los que estamos en tierra de nadie con toda esta situación de crisis: Los pequeños y medianos empresarios. Y digo esto porque esa gente, en su mayoría Autónomos, decidió un día jugarse los cuartos con la promesa de una vida mejor, para años después darse de bruces con la cruda realidad... Ostentar más propiedades no te genera mayor poder adquisitivo, pero sí te convierte en una víctima más fácil de desvalijar por aquellos Bancos o empresas multimillonarias cuya hambre de dinero (y he aquí el problema general de esta crisis), supera con creces al hambre de las personas necesitadas de comida. Los que nunca tuvieron más que un empleo pierden toda su vida de golpe. Pero los que han creado una empresa, la han desarrollado, y sufren cómo esta se derrumba instantáneamente por cuestiones que no tienen que ver con una mala gestión, sino por las prácticas facinerosas de cuatro multimilonarios... Esos acaban peor, mucho peor, ya que tienen que empezar de nuevo, y con una cuenta corriente llena de dígitos negativos. Pierden su vida, y la siguiente.

Gordillo ha atacado directamente en la yugular del capitalismo, robando en una multinacional que, al mismo tiempo, es un comercio de alimentación. Ha ido directamente a por dos símbolos del capitalismo español y europeo (¿qué otro negocio se puede mover tan expansivamente como una cadena de supermercados?). Y lo ha hecho sin caer en el comunismo fácil de atacar a todo aquel que posea un capital, sin importarle la naturaleza del mismo. Gordillo sabe que Mercadona, por ejemplo, es de esas pocas empresas españolas (Inditex sería el otro gran ejemplo) que no sólo no se han visto perjudicadas por la crisis, sino que se han visto beneficiadas. Y me van a perdonar los señores Juan Roig y Amancio Ortega, pero si un barco está a la deriva, y Ustedes son los únicos capaces de salir del mismo sólo puede deberse a una razón: Están siendo ayudados a escapar por las ratas que siempre saben cómo abandonar un barco naufragado.

Por tanto, en lo que se refiere a la naturaleza social del acto, considero que es correcto. La naturaleza moral... eso ya es otro cantar.

Él mismo admite que todo esto es una estrategia publicitaria para llamar la atención sobre un problema. Pero yo estimo que es aquí donde precisamente disiento con él. Las campañas publicitarias son poderosas, pero como todo profesional del sector sabe, cuando éstas adquieren un poder notorio, tienden a perder por el camino el significado u objetivo primario de la misma. Todos conocemos aquel anuncio en el que un tipo veía venir un coche a toda velocidad, y lo único que era capaz de captar era la frase de James Brown "give it up, now", que él reproducía como "guiropaaaaa". Se convirtió en un fenómeno social de grandes dimensiones: Todo el mundo repetía la palabrita pero... nadie sabía decirte a ciencia cierta cuál era el modelo del coche. Sucedió lo mismo con aquella moda de llamar por teléfono y gritar "wasuuuuuuuuup!!!!" (que yo reconozco sigo utilizando con uno de mis mejores amigos). La moda llegó a España, pero no fue hasta meses después cuando se supo que venía de un anuncio de cerveza, y mucha gente lo ignora aún.

Cuando se trata de algo tan serio como robar en un supermercado, si la estrategia publicitaria adquiere gran tamaño, puede tornarse en algo peligroso. Dos días después del suceso, un tipo amenazó con reventar la luna de un establecimiento alimenticio con una piedra, en el norte de Tenerife. Normalmente la masa tiende a comprender mal lo que un individuo propone. Sánchez Gordillo decidió robar en dos grandes superficies. Pero él sabía lo que hacía, y por qué, e iba respaldado por un sindicato donde las decisiones se toman mediante asamblea. Pero ¿y si las cosas se complican? ¿y si otros, menos organizados, deciden seguir su ejemplo? ¿Creen que se pararán a pensar si tal establecimiento pertenece a una multinacional, o si pertenece a Pepito Martínez, que es un empresario modesto de un pueblo de dónde coño sea? yo, desde luego, creo que no.

Ya les digo, no voy a entrar a juzgar si todo es una maniobra política, o si de esto se van a beneficiar el susodicho y su partido (cosa que dudo, ya que hubo algunas voces discordantes en el seno del mismo, y el propio Gordillo criticó que IU pactara con el PSOE en Andalucía), pero sí, como dije antes, tiene una intención publicitaria, y yo no estoy de acuerdo con ninguna de ellas, cuando de aspectos sociales se trata. Si quieres vender una moto, haces publicidad. Pero si quieres vender motivaciones sociopolíticas, entonces estás entrando en un terreno pantanoso.

Si el tal Gordillo hubiera robado tales superficies con la verdadera intención de alimentar a niños y familias necesitadas, y hubiera sido pillado en el acto, entonces consideraría el robo como un acto positivo. Pero él sabía de sobra donde terminaría todo eso, y aunque esas familias han acabado recibiendo la comida, lo que de verdad le importaba era que se supiera lo que estaban haciendo (¿cómo es posible que las cámaras estén en el supermercado donde se cometió el hurto, si no se les ha convocado antes?). Por tanto, es un mero acto publicitario, y como tal, lo considero inmoral. Tan inmoral como las prácticas de los partidos mayoritarios a los que ataca (y a fé que lo son). Y repito, hay muchos aspectos positivos en este suceso, sobre los que conviene reflexionar (tal como hicimos arriba), pero hay uno en concreto, que puede acabar por envenenar las consecuencias derivadas del mismo.

El Señor Sánchez Gordillo puso la guinda al pastel apareciendo el Sábado pasado en Telecinco, en el programa La Noria... Uy, perdón, quería decir El Gran Debate, disculpen por el lapsus. No voy a negar que estoy cien por cien de acuerdo con su discurso, sobre todo en lo que a los bancos se refiere. Pero no con hacer de la política nacional un circo. La imagen televisiva más triste de este año es la de Gaspar Llamazares discutiendo "a lo Belén Esteban" con el Director del periódico ABC. El punto culminante, el colofón visual... el reflejo de una sociedad enferma.

Ver a Gordillo en ese programa, entrando en el juego de espectáculo grotesco al que nos tienen acostumbrado los personajes del papel cuché, debatiendo contra personajes que no están ahí por su bagaje político sino por su habilidad para la polémica (en el sentido más pornográfico de la palabra), ofreciéndose además, a ir más veces al programa, hace que pierda todo respeto por la iniciativa llevada a cabo por él, y por el Sindicato Andaluz de Trabajadores.


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