jueves, 9 de agosto de 2012

La Gomina te hace más guapo, pero no más listo (o ¿por qué Scariolo me parece un mal seleccionador?)

A mí me la trae floja que el Seleccionador de España, ya se trate de Baloncesto o de cualquier otro deporte, sea extranjero. Es cierto que hay grandes profesionales en este país que podrían cumplir esta función, sin tener que recurrir a nadie de fuera. Pero no me parece mal que, de vez en cuando, venga alguien foráneo y nos muestre formas diferentes de hacer las cosas (según tengo entendido, hace poco tuvimos un seleccionador de Hockey Hierba holandés, y eso nos ayudó a vivir un salto de calidad en este deporte). Así que, por mi parte, no profundizaré más en ese aspecto de la polémica en torno al entrenador italiano Sergio Scariolo.

El Mundial Junior de Lisboa, el inicio de todo.
Lo que sí hay que reconocerle a este tipo, así de primeras, es que ha sido listo. Ha sabido estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Es decir, tiene en sus manos un elenco de jugadores históricos, no sólo a nivel nacional, sino mundial. Los Gasol, Navarro, Felipe y Calderón forman parte de esa generación que se fraguó tras el oro en el mundial junior de Lisboa en 1999 (aunque ya habían presentado sus credenciales en el Mundial oficioso sub-18 de Mannheim). Las expectativas creadas entonces por ese equipo se multiplicaron después de que Pau Gasol fuera elegido en el número 3 del Draft de la NBA. Cuando por fin esos Juniors pasaron a formar parte esencial de la medular de la Selección Absoluta, tardaron unos añitos en convertirse en la máquina de ganar que son ahora. El bronce del Europeo de turquía en 2001 y la plata en Suecia 2003, vinieron acompañados de sendas caídas en cuartos de final, en el Mundial de Indianápolis 2002 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Después pasar un año de transición en el Eurobasket de Serbia y Montenegro de 2005 (donde Pau no pudo participar debido a la prohibición de su club de entonces, los Memphis Grizzlies), llegó el apoteosis. En 2006, en Japón, con un equipo perfectamente cuajado y encima reforzado por jóvenes jugadores como Rudy Fernández, Sergio Rodríguez o Marc Gasol, no nos tosió nadie, y nos llevamos el título Mundial. En 2007, Rusia nos arrebató el oro en nuestra propia casa. En 2008 perdimos el oro olímpico de Pekín contra EEUU, en el que muchos consideran el mejor partido FIBA de la Historia, y en 2009 y 2011 arrasamos en Europa (el mundial de 2010 es mejor obviarlo porque no estaba el equipo completo).

El Mundial de 2006 en Japón, fue la consagración de los llamados Juniors de Oro, también conocidos como ÑBA.
El caso es que durante toda esa secuencia que comprende nada menos que once años, cogieron el mando de la Selección la friolera de séis entrenadores. Todos ellos consiguieron algún logro reseñable, y alguno de ellos incontestable (el oro de Pepu Hernández en 2006), pero nadie se mantuvo en el cargo mucho tiempo. Precisamente, el único problema que tenía esta generación de oro, es que no conseguía obtener la estabilidad de un entrenador fijo, pero aún así su talento fue tan enorme que no parecían necesitarlo. Pepu pudo ser el hombre, pero sus intereses se cruzaron con los de José Luis Sáez, presidente de la federación, y ahí acabó su historia.

El único entrenador lo suficientemente inteligente como para mantenerse en lo alto de ese ochomil que era el Combinado Español, fue Sergio Scariolo. Fue, y es, el más criticado de todos los que han ostentado el cargo, pero es el que más tiempo se ha mantenido en él desde los tiempos de Lolo Sáinz. Lo ha tenido claro: Tengo oro molido en mis manos, y muy gilipollas debo ser para no sacar provecho de esto.

"Pepu pudo ser el hombre, pero sus intereses
se cruzaron con los de José Luis Sáez"
Este último hecho aún puede demostrarse, pero la verdad es que ya sus pupilos le salvaron el culo en Polonia, en 2009, cuando después de una horrenda fase de grupos, sacaron la casta de campeones a pasear y jugaron algunos de los mejores partidos que se les recuerda como equipo. En 2010 las críticas fueron amortiguadas por la ausencia de Pau Gasol, y en 2011 totalmente silenciadas por la aplastante victoria en Lituania.

A lo tonto, ya tiene dos títulos continentales en su zurrón, y no me cabe duda de que se llevará una medalla en estos juegos. Ha sido listo, porque ha sabido aprovechar el Hype de esta gran generación de baloncestistas, consciente de que en breve entrarán en fase descendente. Cuando se vaya se llevará un currículum impagable, que le permitirá elegir el club que le dé la gana entrenar, al precio que le dé la gana cobrar.

Pero ése es el único mérito que voy a otorgarle. Porque en mi opinión, y no soy un experto, pero llevo siguiendo a esta Selección desde mucho antes de que llegaran los juniors de oro, NO HA SIDO CAPAZ DE SACARLE TODO EL JUGO A ESTE EQUIPO.

Ha tenido la enorme suerte de que todos ellos juegan de memoria, como aquellos soldados de Esparta que en la batalla cubrían al que tenían al lado con su escudo, sabiendo que otro les cubriría a su vez a ellos. Llevan años formándose como equipo, y ni siquiera el tipo más egocéntrico del mundo puede cambiar eso.

Por poner otro ejemplo engominado, hubo un maravilloso entrenador llamado Pat Riley, que comandó al equipo que mejor baloncesto ha practicado en la Historia de la NBA, los Lakers de los años Ochenta. Cuando el señor Riley abandonó los Lakers y se fue a buscar fortuna en los New York Knicks, se dio cuenta de una cosa: No podría reproducir el mismo estilo de juego en Nueva York, de velocidad y contraataque, porque no tenía en sus filas al genial Magic Johnson, ni al explosivo James Worthy, ni al veloz AC Green, ni al estilista Kareem Abdul Jabbar. Tenía a Patrick Ewing, que era un portentoso jugador, pero no era un hombre de contraataque. A ver, podías intentarlo, pero sus rodillas no iban a durar ni dos telediarios (luego duraron bastantes años, pero de hecho acabaron siendo lo que le retiró del Baloncesto). Ewing era un jugador potente, reboteador, defensivo a muerte, y decisivo hasta la médula. Y era el Dios de ese equipo. Riley comprendió que había que configurar el juego en torno a él, y así fue como formó una de las plantillas más rocosas que se recuerdan en la liga americana. Muchos le achacaron ese cambio en su estilo de entrenar, pero en realidad hizo lo que pudo con los ingredientes que tenía a su disposición.

Pat Riley, un engominado inteligente.

Si tienes limones, harina, levadura, y huevos, haces un bizcocho riquísimo. Si tienes sólo huevos haces una tortilla francesa, si tienes sólo levadura te comes los mocos, y si tienes sólo limones haces limonada. Si tienes melón, y jamón, haces todo lo posible para que esa mezcla funcione. Y si eres tan sortudo de poseer una despensa con todos los ingredientes necesarios para hacer una gran comilona, la haces.

Lo que no puedes hacer es intentar cocinar una tortilla de patatas si lo que hay en tus manos es caviar. Es decir (y ya paro de metáforas culinarias que me está entrando hambre), no puedes ajustar tu sistema a un equipo, a no ser que esta plantilla en cuestión tenga los jugadores necesarios para llevarlo a cabo. Es evidente que este combinado español ha jugado mejor cuando no ha estado tan encorsetado a tus sistemas. Pues entonces deja que el caviar fluya, hombre.

Y sé que ahora estoy pecando de pretender ser seleccionador, cosa que odio profundamente, pero tengo la sensación de que este hombre está más preocupado por no salir mal parado de esta experiencia, que por hacer realmente algo bueno de verdad.

Y esta es una de las cosas que no le perdono a Scariolo. Puedes equivocarte (o no, porque todo es subjetivo), en los planteamientos baloncestísticos, pero lo que no se puede dejar pasar es que sea tu ego el que esté guiando tus criterios.

El otro día observé uno de los espectáculos más denigrantes de esta Selección desde que es, por derecho propio, considerada una de las mejores del mundo. Dejarse perder contra Brasil de esa manera, sólo para no cruzarse en semifinales con Estados Unidos, es bochornoso. Para empezar, no entiendo cómo se puede ser tan poco humilde como para pensar que no cruzarte con Estados Unidos en Semifinales te garantiza una medalla de plata. Y para acabar, cuando vi a los norteamericanos jugar con toda su alma contra Argentina, celebrando todos los tantos en equipo, como tiene que ser cuando estás disputando nada menos que unos juegos olímpicos, entonces comprendí que ellos merecen llevarse este campeonato, de calle. Me alegraré si no lo hacen, y gana España, pero se lo merecen.

Y ésta es la otra cosa que no le perdono: Que haya convertido a una Selección Ejemplar, deportiva y personalmente hablando, en un cúmulo de especulaciones andantes. Ha contaminado el espíritu maravilloso que rodeaba a este combinado, y lo ha hecho justo cuando está a punto de cerrar una página Histórica (no le quedan muchos años, por mucho que nos pese, a Gasol, Navarro, Calderón o Reyes, por ejemplo), y podría culminarla con el único título que le falta. Igual no hubiera sido posible de todas maneras, pero desde luego demostrarían una mayor dignidad.

Escribí este artículo justo antes del cruce de cuartos que enfrentó a España con Francia, así que preferí esperar a que terminaran. Lo cierto es que la imagen fue aún más triste que la dada contra Brasil. Francia nunca tendrá tan a huevo ganar a España como ayer. Posiblemente el partido más aburrido que recuerdo haber visto a esta selección desde hace tiempo, no hay duda de que hemos pasado porque los franceses no tienen el nivel necesario para derrotarnos. Jugando así, de haber habido un equipo potente de verdad delante, nos habríamos ido a casa volando.

No obstante, estoy convencido de que estos cracks van a despertar en semifinales. No creo que se vayan de este campeonato sin jugar un gran partido. Además, juegan contra Rusia otra vez, y algo me da en la nariz de que les van a meter una paliza de escándalo. No lo digo con prepotencia. Lo digo porque he visto jugar bastantes partidos a estos hombres, y estoy seguro de una cosa: No cometerán los mismos errores que en su anterior partido con los rusos, en la fase de grupos.

Si España gana se enfrentará, casi seguro, a EEUU en la final, y casi seguro también, perderá. O quizá no, yo aún tengo esperanza. Pero lo que está clarísimo es que no será por mérito de Scariolo.
 



1 comentario:

  1. Dos cosillas para tocar las pelotas (de baloncesto):

    No creo que ante Brasil se dejaran perder viendo cómo jugaron ante Rusia y Gran Bretaña. El guión se repitió: se desinflaron en el último cuarto. Creo que no están jugando a su máximo nivel no sólo por el sistema de Scariolo, sino también porque veo debilidades psicológicas que no había visto en mucho tiempo, quizá desde el mundial de 2010.
    Entiendo perfectamente que no siempre va a entrar la dichosa pelotita y que es absurdo pretender que jueguen cada partido como si fuera la final de Pekín, pero tampoco entiendo cierta obcecación en la que están cayendo algunos jugadores como Rudy, Navarro o Calderón.
    Ayer no fue el día de Navarro, por ejemplo... ni aunque el aro tuviese 10 metros de diámetro hubiera metido una. A veces pasa, y no es grave. Entiendo hasta cierto punto que se obsesione con meter canastas y enmendar sus errores -él es un campeón que no creo que tenga nada que demostrar a estas alturas-, pero no que su sana obsesión le lleve a perjudicar al equipo... y sobre todo, que nadie le diga nada. No ya Scariolo, sino Pau, Felipe, Calderón...

    Resumiendo, yo no creo que se dejaran perder. A lo mejor soy un ingenuo, pero le doy el beneficio de la duda a los jugadores y a sus declaraciones antes y después del partido.

    La segunda aclaración para tocar las pelotas (y ésta no admite discusión) es que te has vuelto a sacar una palabra de la manga como Juan Tamariz. Hoy ha sido "sortudo", que bien podría ser una mezcla de "suerte" y "cornudo", por decir una gilipollez. La palabra que buscabas es "suertudo". ¡Ea!

    ResponderEliminar